París, Francia – El reconocido actor francés Gérard Depardieu fue condenado este martes a 18 meses de cárcel exentos de cumplimiento por dos agresiones sexuales ocurridas durante el rodaje de la película Levole Bear en 2021. Esta sentencia representa un golpe a la figura del actor, considerado uno de los rostros más emblemáticos del cine galo, y marca un posible punto de inflexión en la industria cinematográfica francesa. El Tribunal Correccional de París determinó que las agresiones sexuales denunciadas por una asistente de dirección y una decoradora durante el rodaje eran verídicas, desestimando las versiones del actor, quien negó las acusaciones en todo momento. Este juicio es el primero de una serie de denuncias por abusos y violaciones que acumula Depardieu, quien no estuvo presente en la lectura del veredicto, ya que actualmente se encuentra filmando una película en las Islas Azores. Además de la condena, el tribunal ordenó que el actor se inscriba en el registro de delincuentes sexuales, lo que podría afectar gravemente su carrera futura. Las víctimas expresaron alivio por la sentencia, destacando la solidez de los testimonios y las pruebas presentadas, como mensajes enviados por las denunciantes a sus allegados y declaraciones de testigos. El abogado de Depardieu ha anunciado que apelará la decisión, lo que deja abierta la posibilidad de un nuevo proceso judicial. Este caso no solo marca un precedente en el cine francés, sino que también resalta la importancia de la lucha contra el abuso sexual en el ámbito profesional. La condena a Depardieu llega en un momento crítico para la industria cinematográfica francesa, que ha tenido que enfrentar en los últimos años una creciente atención sobre los casos de abuso y acoso en el entorno laboral del cine. El caso del actor, que ha sido considerado uno de los grandes iconos del cine europeo, pone de manifiesto las complejidades de manejar las denuncias de abuso en un mundo donde las figuras de alto perfil han sido históricamente protegidas. El juicio no solo ha generado debate sobre la responsabilidad de las figuras públicas, sino que también ha abierto una conversación más amplia sobre las políticas de protección de los trabajadores del cine y la necesidad de un cambio cultural en la industria. Con una serie de denuncias aún pendientes, el futuro de Depardieu en el cine podría verse comprometido, y la sociedad francesa se enfrenta a la reflexión sobre el equilibrio entre la admiración por los artistas y la exigencia de justicia para las víctimas de abusos.