Cansado de vivir con miedo a ser detenido en un operativo migratorio, Julián, un inmigrante colombiano con orden de expulsión en Estados Unidos, decidió acogerse al proceso de autodeportación a través de la aplicación CBP One. Aunque el gobierno estadounidense le prometió cubrir su vuelo de regreso y otorgarle un incentivo económico de $1,000, hasta la fecha el dinero no ha llegado. El Inmigrante colombiano relató que, tras recibir reiteradas notificaciones por correo electrónico donde se le exigía abandonar el país, optó por aceptar el vuelo voluntario ofrecido por el gobierno del expresidente Donald Trump. “Me dijeron que si no salía del país, me cobrarían $998 por cada día que permaneciera”, explicó. Un día después de usar la aplicación, fue contactado y se le ofreció un vuelo para el 16 de mayo, junto con el supuesto beneficio económico y la posibilidad de regresar legalmente más adelante. Sin embargo, luego de llegar a Colombia, afirma que no recibió el dinero prometido. “A mí no me dieron nada. Creo que $1,000 a cualquiera le puede servir”, expresó. Abogados de inmigración advierten que este tipo de procesos no garantiza una entrada legal futura al país. “Salir bajo este programa no tiene ninguna garantía de retorno ni de obtener una visa rápida”, indicó el abogado Alex Gálvez. Mientras tanto, Julián asegura que, aunque se siente en paz junto a su familia en Colombia, sigue esperando que el gobierno cumpla con lo acordado. Situación migratoria de Estados Unidos La situación migratoria en Estados Unidos sigue siendo uno de los temas más controversiales y complejos del panorama político y social. El país enfrenta una presión constante en su frontera sur debido al flujo de migrantes que huyen de la violencia, la pobreza y la inestabilidad política en sus países de origen. Las políticas migratorias han variado con cada administración, generando incertidumbre tanto para quienes intentan ingresar como para quienes ya residen en el país sin estatus legal. Programas como el CBP One y el Título 42 han sido implementados con el objetivo de controlar la entrada, pero también han sido criticados por su falta de claridad, impacto humanitario y eficacia. Mientras tanto, millones de inmigrantes viven en un limbo legal, expuestos a deportaciones, detenciones o restricciones laborales, a pesar de contribuir activamente a la economía estadounidense. La promesa de una reforma migratoria integral se ha mantenido estancada en el Congreso por años, dejando sin solución a millones de personas, incluidos los beneficiarios del DACA y trabajadores esenciales indocumentados. El resultado es un sistema migratorio fragmentado, que combina políticas punitivas con programas temporales, sin ofrecer una vía clara y justa hacia la regularización.